mi ojo esta abierto, el otro también esta abierto, mas no veo nada,
aun recuerdo mi vejez, que viene a saludarme a través de la ventana,
la ausencia castiga mi existencia.
y yo duermo en la obscuridad de la luz no luz,
temor de mi reflejo en el espejo viéndome del otro lado,
como un yo disfrazado de silencio,
hay tristeza pero no sufrimientos, hay alegrías pero no sonrisas sinceras,
es esa soledad a la cual hise mía, que la adopte con instinto maternal,
pero he de esperar a que crezca y se aleje de mi después, como los niños que crecen,
no necesitando mas de mi, ni yo de ella,
es ese anhelo de soñar, es ese deseo de soñar, es ese recóndito apego de soñar,
y el destino como una oleada salvaje me arrastra alejándome de ellos,
comiendoselos uno por uno, degustándolos,
mientras la tristesa desnuda se posa y duerme entre mis dedos fríos y carentes de vida,
abrigada por el silencio ruidoso de esta cálida noche de sábado.
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